Allá por el año 1994, un día tal como hoy, en el que brillaba el sol en lo alto del cielo, una humilde servidora cumplía con el deber parental cristiano de comulgarse. Recuerdo vestirme, a mi hermano jugar a mi alrededor, los nervios de los mayores porque todo saliese bien... ¡Qué tiempos!
Y hoy, 19 años después, estoy en mi cocina, del hogar que he creado junto a mi marido, horneando magdalenas.
¡Cómo pasa el tiempo!
Os dejo unas fotos:
A falta de la coronación...
¡Buen provecho!
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